Una de las preguntas o interrogantes al adquirir una caldera siempre será la eficiencia, pero siempre los encargados de la producción o gerentes de planta prefieren la potencia, la cual muchas veces dan por descontada.
A ello, debo decir que la eficiencia es un valor puntual, es decir, ¿Cuánto se consume de combustible a determinado porcentaje de carga?, en ese sentido la eficiencia siempre será diferente en una caldera, según el porcentaje de carga al que se encuentre, y generalmente la máxima eficiencia se da a un 75% de esta, se puede sumar las variaciones que se tienen en un mismo punto, producto del sistema de regulación que se tenga.
Muchas veces se debe trabajar a mayor carga, es decir, se requerirá más potencia y aquí la eficiencia ya pasa a un segundo plano, y por lo que se optará es por tener la mayor eficiencia posible en el punto al que se esté trabajando.

Para calcular la eficiencia de una caldera, se deberá medir los flujos de vapor y de combustible en un mismo instante y tener en cuenta la presión de trabajo del vapor y la temperatura de ingreso de agua a la caldera.
Ahora muchas calderas no llegan a la potencia que ofrecen, por temas en el diseño del quemador y en el diseño de la superficie de calentamiento.
Es importante mencionar que la potencia nominal expresada en BHP, es un valor teórico y las calderas siempre tendrán una potencia real menor mínimo de 4% y esta podría caer hasta 15% menos, del valor nominal en función de la presión del vapor y la temperatura de entrada del agua, este valor se debe tener en cuenta a la hora de seleccionar una caldera, esa corrección es de potencia y no de eficiencia como se suele interpretar muchas veces.

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